Sin duda, el futuro de la energía está relacionado con su capacidad para adoptar redes inteligentes. Además de promover una opción más sostenible al modelo actual, tanto en lo que respecta al medio ambiente como a la propia gestión de los recursos, nuevos y más modernos sistemas propiciarán una redefinición de la relación con los clientes a través, principalmente, del fortalecimiento de la seguridad y la privacidad.

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Gestionar y optimizar sus fuentes de generación y sus estrategias de distribución, utilizando medidores inteligentes y soluciones de análisis de datos también contribuyen a la lucha contra el fraude basado en el consumo minuto a minuto y los registros de demanda.

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Esta transformación es fundamental para la implantación de ciudades inteligentes, con redes eléctricas inteligentes y automatizadas, control de distribución y reducción de tiempos de falla. El futuro de la energía pasa por el cambio de un modelo único de energía centralizada a modelos basados en redes bidireccionales entre consumidores y proveedores.